Si ya ha probado todos los tipos posibles de castigo y su hijo aún no está al tanto de todas las amenazas y la eliminación de privilegios, debe cambiar la estrategia para que el comportamiento se desarrolle sin problemas. Es importante «educarlos en la realidad». Descubre qué es ésto:
Educando a un niño desobediente
Los niños desobedecen las órdenes de los adultos con cierta frecuencia. Es su forma de descubrir dónde están los límites, desafiándonos y demostrando que ellos también tienen su carácter y quieren controlar. El típico castigo «escapa» no funciona con los pequeños que están saturados de objetos para entretenerse de tal manera que si uno es eliminado, siempre puede entrar en otro. ¿Qué podemos hacer entonces?
Castigo si, pero en su verdadera medida
Los especialistas enfatizan que castigar a un niño es contraproducente, lastima su autoestima, provoca tensión y fortalece el comportamiento del niño. Pero es necesario «educarlos en la realidad» para que entiendan que si se comportan mal, sus acciones tienen consecuencias. La represión y el castigo no serían negativos si tomamos en cuenta estas premisas:
Debido a que un castigo es educativo, debemos explicarle a nuestro hijo, sin gritar ni gesticular y con calma, porque su comportamiento fue incorrecto y ayudarle a corregirlo.
Debes saber de antemano los límites que no puedes superar y el castigo que recibirás si lo haces para pesar si vale la pena pasar las reglas.
La pena debe ser inmediata, proporcional, equilibrada y compatible con la edad, el grado de madurez y el tipo de culpabilidad cometida.
No use restricciones absolutas como «ya no tendrás paga nunca más» y castigue sistemáticamente. Es imposible pasar una semana sin mirar televisión. Obligarlo a disfrutar de su serie favorita unos días, es suficiente.
Las amenazas y advertencias en curso hacen que el castigo sea menos efectivo. De las tres advertencias, no más.
No perdones ese castigo, y si lo haces, explica por qué lo hiciste. Si estabas enojado porque estabas de mal humor por algo más y eras demasiado duro, discúlpate, explícalo y corrígelo.
No use sus necesidades básicas para castigarlo; tu descanso, tu dieta, los deportes que practicas …
Eduque a su hijo sin gritar o compararlo con otros niños, excepto con sus hermanos.
Si intentas acurrucarte, besarte o decirte a ti mismo que quieres reparar el daño, no lo rechaces porque podría hacerte daño.
Además de todo ello, es importante que alientes a tu hijo cuando actúa bien, reforzando este comportamiento, prestando atención cuando obedece y tiene una buena actitud y le dice que así es como debe comportarse. Educar a un hijo rebelde no siempre es fácil, pero con éstos truquillos espero que les haya podido ser un poco más sencillo.